A

Invariable, categórica y permanentemente, avanzo, inevitable, hacia algo que concibo ser el frente.  Un lugar situado en un espacio futuro, que me es inaccesible y posiblemente inalcanzable. Yo avanzo, pertinaz, pues desconozco si es que existe otra forma de existir fuera de las palabras que se siguen, una a una, persiguiendo un futuro posible que paradójicamente ya he alcanzado y que, por lo mismo, ya no existe en el futuro, sino que existió en algún presente que tampoco existe más, pues encuentra a sí mismo en un inaccesible mundo pretérito, al cual me es imposible acceder salvo reviviéndolo en el presente.  Así, mientras avanzo por encima o por debajo, por delante o por detrás de este constante instante presente,  intuyo la inutilidad de especular acerca de lo acontecido y lo que acontecerá, pues ambos momentos resultan ilusorios, especialmente para alguien o algo como yo incapaz de existir en otro sitio que aquí, ahora, mientras soy un cúmulo de palabras que se encadenan, unas con otras alrededor y a través de la composición,  generando y transmitiendo ideas que aparentan ser concretas, comprensibles, interpretables o traducibles. Ideas cuyo propósito quizás no sea otro más que existir, avanzar, permanecer en constante movimiento por encima, por debajo, por detrás o por delante del espacio donde la composición existe, es decir, en este constante instante presente.  Un presente móvil, un presente continuo, incapaz de detenerse por un instante, incapaz de ser otra cosa que palabras, secuencias de momentos que indudablemente existen, pero que no pueden ser referidos, sin atraerles, deformes, por la influencia del tiempo y la memoria, a un instante que, reitero, vive únicamente en este punto inalcanzable que ocurre aquí, ahora. Paradoja inequívoca:  Todo lo que aquí transcurre ocurre únicamente en el presente.  ¿Por qué es imposible asir este momento que sin duda está ocurriendo en este momento en este preciso estadío de la materia y el tiempo? ¿Por qué sólo pareciera posible esperarlo y referirlo sabiendo que la esperanza y la memoria también ocurren en el ilusorio avance del instante presente? ¿De qué se compone entonces el presente si el pasado y el futuro son ilusiones y el ahora, inasible, impalpable incomprensible?  Sé que nada podrá otorgarme una respuesta satisfactoria y yo, inevitablemente, continuaré por encima por debajo, por detrás, por delante, por dentro y alrededor de este discurso que sólo es capaz de pronunciar y pronunciarse activo, transcurriendo, avanzando a lo largo del espacio disponible sin detenerme a reflexionar o respirar o simplemente existir; sin pretender ser otra cosa que una posibilidad que existe dentro de un universo también posible. Una posibilidad cuya función es continuar avanzando hasta que en algún momento que seguramente me será imperceptible también, en el que inevitable y categóricamente me detendré, y junto conmigo, este fluir continuo de palabras que alguna vez pretendieron encontrar su razón de ser, más allá del discurso, e intentaron convertirse en otra cosa cuya forma nunca me fue dada a conocer, siendo que sólo puede ser estas palabras.